sábado, 19 de septiembre de 2009

La relación más difícil

Soledad. En ocasiones mi aliada, pero también mi yugo, un estigma. De todas las relaciones que he hecho en esta vida, sin lugar a dudas, la que tengo conmigo es la más importante. Tristemente, también es la que más he descuidado. Se me ha olvidado (o no he querido) fortalecer esa conexión y, durante mucho tiempo, me he aferrado a otros como si fuesen una tabla de salvación tras el naufragio.

Después, lo inevitable. La gente va y viene, las ciudades cambian, los ciclos terminan y yo me quedo en medio de la nada sin aceptar que para estar bien con alguien más es preciso reconciliarme con mi persona. Y así me mantengo suspendida, como saltando de un árbol a otro, sin soltar una rama hasta alcanzar la siguiente.

Pareciera que he desperdiciado mucho tiempo y esfuerzo construyendo murallas en lugar de puentes porque a
l final sólo hay soledad, no importa quiénes y cuántos estén a mi alrededor. Por ello, es imperativo restaurar los lazos que me unían a mi misma antes de seguir con la obstinación de relacionarme con otras personas.

Quiero volver a disfrutar de la soledad para encontrarme, después de un considerable periodo, en buena compañía conmigo misma.

2 comentarios:

  1. Hola...

    Bendita y maldita soledad, cada día que pasa le restriego esas dos palabras.
    Sabes, ahora se que es lo que siento y creo es desolación. Tal vez sea absurdo, no lo se, no me importa, pero es verdad. De igual manera intento aferrarme a otra rama mientras la anterior ya esta crujiendo.
    Sabes que soy de esas personas que les encanta escapar de sí mismas y que mantengo una adoración al chaquetismo mental perpetuo, pero aun así acá sigo.
    Sí, las personas van y vienen, ciclos se acaban, pero ¿qué más da? Uno es el que se mantiene y es el que se tiene que soportar a uno mismo con todo y el chaquetismo mental.
    En fin, pasé a leerte, hace mucho que no lo hacía.

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  2. Y así es como debe de ser. Todos venimos solos a este mundo y solos nos vamos y en el paréntesis la soledad es tan grande que buscamos compartir la vida con alguien para tratar de olvidar. Pero lo cierto es que el amor es sólo un huésped y es la soledad quien siempre nos acompaña.

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