miércoles, 21 de octubre de 2009

El show de la burocracia

¡No tienen madre! "Sepultan" el impuesto de 2% "para los pobres" pero incrementan el IVA, ISR y el IEPS. En resumen, paguemos más los que ganamos menos, un gobierno de derecha nunca afectará al sector privado. No, que no paguen las transnacionales multimillonarias, que paguen los ciudadanos de a pie. Sangren más la ya de por sí convaleciente economía del mexicano promedio.

Le sumo a este disgusto el hecho de que sean las 3:30am y yo siga en la Cámara viendo y escuchando las sandeces de una bola de burócratas que negocian favores políticos. Ni hablar, esto es lo que yo quería, sólo espero no se alargue mucho más porque hace 16 horas que estoy aquí y francamente ya me cansé.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Mi vida en la "H." Cámara de Diputados

Burocracia. Días que empiezan a una hora decente y que terminan a una hora indecente. Trabajos para los que es necesario, si acaso, haber completado la primaria. Dos horas para comer en un lugar en el que se empieza a volver una tortura salir del cubículo, pero también quedarse.

Las horas parecen eternas; por cada movimiento de la manecilla hacia adelante, pareciera que hace tres hacia atrás. Manifestaciones, actos circenses y pocos diputados trabajando. Pleitos internos, desacuerdos, inconformidades. Acoso constante, interminable. Pocas faldas y muchos (demasiados) machos. Baja percepción de dinero, y por honorarios, claro.

Política. Se desayuna, come y cena grilla. Periodistas, sesiones, partidos y mucha gente. Días de sesión con mucho movimiento. Indescriptible recinto; grande, imponente. Comunicación y política, un sinfín de resultados posibles a partir de esta combinación. Más grilla, cómo la disfruto. Tardes para tomar café en el patio. Al fin, parte de la burocracia.

¿Es esto lo que busqué durante tanto tiempo?

lunes, 5 de octubre de 2009

¡E pur si muove!

La razón ordena que me aleje y me olvide ya de ese castillo que he construido sobre pilares de aire. Lo intenté, quise escapar de un probable fracaso antes de ver cualquier síntoma. Me dije a mi misma y a los demás que se había terminado, no quería arriesgar. Después entendí que tuve un episodio de pánico regido, principalmente, por caprichos hormonales. Para ganar es necesario apostar y, si pierdo, al menos lo habré intentado. No está en mi naturaleza el concebir una derrota antes de siquiera empezar la batalla.

Lo dije porque así lo pensaba y en su momento me negué a regresar. Aseguré a toda persona con quien hablé al respecto que saldría adelante y me olvidaría del asunto. Dije que no te quería en mi vida y que ya vendrían tiempos mejores.

Te negué ante el mundo de la misma forma que Galileo Galilei abjuró su teoría heliocéntrica frente al tribunal de la Inquisición, a pesar de creer en ella con todo su ser. No obstante, al igual que él, mientras me alejaba de ti y renegaba de mis sentimientos murmuraba: E pur si muove.