miércoles, 14 de octubre de 2009

Mi vida en la "H." Cámara de Diputados

Burocracia. Días que empiezan a una hora decente y que terminan a una hora indecente. Trabajos para los que es necesario, si acaso, haber completado la primaria. Dos horas para comer en un lugar en el que se empieza a volver una tortura salir del cubículo, pero también quedarse.

Las horas parecen eternas; por cada movimiento de la manecilla hacia adelante, pareciera que hace tres hacia atrás. Manifestaciones, actos circenses y pocos diputados trabajando. Pleitos internos, desacuerdos, inconformidades. Acoso constante, interminable. Pocas faldas y muchos (demasiados) machos. Baja percepción de dinero, y por honorarios, claro.

Política. Se desayuna, come y cena grilla. Periodistas, sesiones, partidos y mucha gente. Días de sesión con mucho movimiento. Indescriptible recinto; grande, imponente. Comunicación y política, un sinfín de resultados posibles a partir de esta combinación. Más grilla, cómo la disfruto. Tardes para tomar café en el patio. Al fin, parte de la burocracia.

¿Es esto lo que busqué durante tanto tiempo?

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